La Gran Renuncia. La Revolución del Mercado Laboral por abandono masivo de empleo

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A fines de julio había en EE UU 11 millones de puestos de trabajo vacantes. En octubre, los que abandonaron su empleo fueron más de 4.4 millones; 4.3 millones en septiembre. Los expertos hablan de una sacudida sísmica, casi de una reescritura del contrato social (y laboral).

Las entrevistas de salida son una tradición en EE UU; un género propio en la gestión de los recursos humanos. Las hacen las empresas a los trabajadores que se van voluntariamente, para saber qué fue mal y cuáles fueron los motivos que marchitaron las expectativas del empleado. A juzgar por la sangría de estadounidenses que dejan el mercado laboral desde que despegó la recuperación pospandémica, las conclusiones de esos interrogatorios resultan hoy más reveladoras que de costumbre. Un modo de entender por qué desde abril, cuando se registró el primer pico de salidas, en torno a cuatro millones de personas abandonan voluntariamente cada mes la población activa, ya que en muchos casos la baja no va acompañada, o al menos no inmediatamente, de búsqueda de empleo.

Uno de los factores que más se citan para explicarlo son los ahorros acumulados gracias a la inyección de estímulos contra la pandemia del Gobierno federal, pero no es el único. El fenómeno es una madeja enmarañada, con hilos coyunturales y un meollo estructural. Los expertos lo han bautizado —la movilidad existía, pero no a este ritmo— como la Gran Dimisión, con mayúsculas, no sólo porque la letra capital se use para escribir los nombres en inglés, sino porque la tendencia está dinamitando la cultura del trabajo tradicional: el desempeño profesional como prioridad en la vida; la realización personal, proyectada solo en el oficio o la carrera. De ahí que algunos prefieran ampliar el foco y definir lo que sucede como la Gran Remodelación, una reformulación radical de la cultura del trabajo, o, incluso, como el Gran Agotamiento, porque muchas veces se trata de trabajadores quemados o pasados de vueltas por el sistema, con el acelerador de la pandemia.

Así, el tradicional desequilibrio de fuerzas entre el empleador y el empleado se está nivelando paulatinamente a favor del segundo. El creciente empoderamiento del trabajador explicaría la movilización sindical que recorre el país, otro fenómeno que se aceleró con la pandemia. El trabajador se ve en posición de exigir, a veces por encima de la media.

La mayoría de los trabajadores que salen del mercado habían alcanzado un punto de no retorno: sus ocupaciones les imponían un peaje psicológico, y a veces incluso físico, que ya no parecen dispuestos a pagar.

Según un estudio publicado en Harvard Business Review, el grupo de edad más representado en el fenómeno de la Gran Dimisión son los empleados entre 30 y 45 años, que han abandonado el mercado en más de un 20% entre 2020 y 2021. La movilidad entre los jóvenes, tradicionalmente alta, se ha reducido el último año por la incertidumbre económica, señala el informe. La suspensión a causa de la pandemia de cualquier expectativa de mejora o promoción en la franja de edad intermedia explicaría en parte esa mayor defección. Los sectores más afectados, según el estudio, son los más expuestos al burnout o agotamiento: el de la salud (3,6% de incremento) o el tecnológico (4,5%). Ambos experimentaron un alto nivel de demanda durante la pandemia.

Angustia e insatisfacción

Para algunos expertos, entre los factores que explicarían el porqué el abandono masivo de empleos, está la insatisfacción, según se explica hemos vivido momentos de angustia económica y personal. Muchos evalúan los inconvenientes de regresar al trabajo sin garantías de protección y sin flexibilidad para cuidar de sus familias. Muchas mujeres deben ocuparse de sus hijos o sus mayores porque lo que ganarían trabajando fuera no bastaría para pagar a una persona, eso explica su salida del mercado. La Gran Dimisión existe entre los profesionales liberales, pero aún más entre las categorías peor pagadas; y ocurre de manera parecida entre los trabajadores sindicados, el 10% del total, y los que no lo están. Durante la pandemia hubo una reacción contra el abuso de las grandes corporaciones, que multiplicaron sus ingresos; muchos trabajadores vieron que estaban hipotecando sus vidas por salarios miserables. En parte ha sido una reacción a ese estado de cosas.

El argumento de la pereza o la desincentivación por la inyección de estímulos del Gobierno —cheques de 1.400 dólares, bonos extra por desempleo— no acaba de explicar, según expertos, el fenómeno. Muchos decían que los beneficios públicos mantenían a la gente fuera del mercado laboral, pero los subsidios de desempleo por la pandemia expiraron en septiembre y la gente no está volviendo. Y no regresa porque los salarios no suben y porque no hay garantías de flexibilidad. Las reglas del juego que existían antes de la pandemia ya no valen. El sí a cualquier oferta ha dado paso, al menos, a las dudas. Ha habido un cambio fundamental: existe una demanda de responsabilidad a las empresas (en protección, higiene o beneficios sociales) y también de políticas públicas que protejan al trabajador, eso ya se vio durante la pandemia”.

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Jorge SalesLa Gran Renuncia. La Revolución del Mercado Laboral por abandono masivo de empleo