No llames, manda un voice note: los millenials ya no hablan porque se estresan

Loading Agregar a favoritos

Si en algo se caracteriza esta generación es en no callar nunca. Nos comunicamos más que en cualquier otro periodo de la historia. Una cosa es no querer llamar por teléfono, y la otra no expresarse oralmente, aunque todo indique que los milenials se llaman menos, el audio es una herramienta más que integrada en plataformas de comunicación y redes sociales.

¿Generación Muda?

Si algo hemos notado en la última década es que la alergia global a las llamadas de teléfono se ha convertido en una realidad donde la mensajería instantánea ha ganado la partida de las comunicaciones de carácter personal. Una investigación, realizada en 2018 por la empresa de compraventa de móviles BankMyCell (responsable de esa etiqueta de “generación muda” que tanto alboroto ha causado en la conversación digital), detalla que siete de cada diez millenials en EE UU evitan las llamadas y que al 81% le da ansiedad hacerlas o recibirlas. El tema de las llamadas o no querer contestar va más relacionado con la ansiedad social que puede generar el interactuar con alguien sin haberle conocido antes y sin tenerlo delante.

¿Por qué cada vez angustia más llamar y hablar a tiempo real, de tú a tú, con los demás?

Aunque sigue habiendo ganas de comunicarse, sí que se dispara la voluntad de espaciar las conversaciones. Todos estamos haciendo mil cosas a la vez. Detenernos, parar todo para atender una llamada resulta cada vez más complicado. Podemos enviar un audio mientras hacemos una fila y escuchar su respuesta al terminarla. Esta flexibilidad es muy valorada”,

Sin un protocolo claro frente a cómo usar los audios cuando el receptor no es del círculo de confianza personal —en entornos profesionales existe una regla no escrita que aconseja siempre recurrir primero al correo electrónico como vía menos intrusiva y respetuosa con el tiempo del receptor—, si ahora nos contestamos unos a otros a destiempo, con audios en los que controlamos qué decimos, cuándo lo enviamos y en qué momento escuchamos la respuesta, es porque el estrés anula la voluntad de interactuar con los demás.

Es quizá lamentable que ese estrés que ahora nos hace priorizar la comunicación asincrónica pueda restar horizontalidad a la charla a tiempo real (“los audios ofrecen más ventajas al emisor que al receptor”) y que se pierda la auténtica conversación, esa en la que estamos mutuamente disponibles, en la que cooperamos con nuestro interlocutor.

 

Loading Agregar a favoritos
Jorge SalesNo llames, manda un voice note: los millenials ya no hablan porque se estresan