Correr “a la mala” a un trabajador y sus consecuencias

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La Ley Federal del Trabajo reconoce algunos derechos derivados de la antigüedad; por ejemplo a un trabajador con más de veinte años en el empleo no puede despedírsele con causa justificada a menos que sea “suficientemente grave” (lo que sea que eso signifique) …

Sin embargo empieza a tomar fuerza una corriente en los Tribunales de Amparo laboral Que reprochan al empleador que, aplique el despido sin agotar, otras vías de apercibimiento, sobre todo,, cuando la empresa conoció de la conducta irregular desde tiempo y, lejos de tomar cartas en el asunto, permitió que la situación se repitiese. Ante estas tendencias, no sólo en México sino en el mundo, caben algunas recomendaciones…

Cautelas

Los jefes deben ser cautos. Llegar tarde, desobedecer órdenes o incumplir las reglas de seguridad laboral no siempre abren las puertas legales del despido. Hay reglas. En primer lugar, la empresa debe cerciorarse de que la actitud del empleado es lo suficientemente grave. En segundo término, el patrón no puede caer en lo que en la jerga laboral se conoce como “tolerancia empresarial” es decir Pasar por alto conductas cuando el trabajador “incurre en faltas recurrentes; esta actitud genera una expectativa en el empleado, que cree que actúa con el beneplácito de sus superiores cuando llega tarde, utiliza la computadora de trabajo para trámites personales o desconecta para ir al gimnasio.

En escenarios así, los supervisores tienen dos opciones: sancionar o ser permisivos. Para que exista tolerancia empresarial es vital que la empresa conozca del comportamiento del empleado y lo permita “de forma consistente en el tiempo”, explica Wilfredo Alberto Sanguineti, catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Salamanca. Situación distinta es que el trabajador oculte su actividad a sus superiores. Así ocurrió en un reciente caso enjuiciado por la justicia extremeña, en el que avala el despido de una oficinista que utilizaba el móvil de la empresa para hablar durante horas con una compañera sobre temas personales. Solo cuando los superiores la captaron varias veces hablando por teléfono “en voz muy baja” iniciaron una investigación y procedieron a su cese.

Sin embargo, “la realidad es que los despidos fulminantes, con y sin tolerancia empresarial, solo tienen éxito para la empresa si la falta cometida por el trabajador es muy grave y, además, la empresa puede probarlo fehacientemente.

 

 

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Jorge SalesCorrer “a la mala” a un trabajador y sus consecuencias