El Hartazgo de los trabajadores a las pantallas ¿síntoma o enfermedad?

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Para nadie es un secreto que la mayoría de las personas revisa su teléfono al despertar. En México hay 130 millones de smartphones, y lo revisan en promedio 52 veces al día; asumiendo que las personas están despiertas doce horas diarias, ello significa que cada hora un mexicano revisa hasta 5 veces su celular. Los mexicanos pasan casi cinco horas diarios en sus celulares. Ahora bien, esta no es es la única, pero si la principal pantalla a la que los trabajadores dedican su tiempo, siendo así es de esperarse, que haya un hartazgo de las pantallas relacionadas estrictamente con el trabajo y entonces se hable de tecnoestrés cuando el origen es quizá la distracción y el agotamiento que produce estar viendo el celular en horas de trabajo.

La an­sie­dad que pro­vo­can las nue­vas tec­no­lo­gías lle­va a las em­pre­sas a di­se­ñar pro­to­co­los pa­ra cui­dar la sa­lud men­tal de sus plan­ti­llas pero quizá esa ansiedad es sólo el síntoma de una enfermedad más profunda.

 ¿Existe realmente una adicción?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la adicción como: “Una dependencia o necesidad de una sustancia, relación o actividad provocada por la satisfacción que provoca (gratificación) y que trae consigo serias consecuencias para el individuo (ya sea en el ámbito personal, familiar, profesional o social)”

Son muchos los trabajadores que sufren en carne propia los efectos del teconoestres: el impacto negativo de la tecnología en la salud mental, que se refleja en agotamiento, irritabilidad, falta de concentración, memoria, motivación por el trabajo e incluso de autoconfianza, y que puede llevar a los males psicológicos más extendidos de nuestro tiempo: la ansiedad y la depresión. Además de repercutir, claro está, “en el rendimiento, la motivación y la productividad de los trabajadores, pudiendo fomentar el absentismo laboral”.

Según algunos expertos, la tecnología está fragmentando la atención, que podemos mantener sin distraernos solo durante 47 segundos, y cambiando la manera de socializar de la gente con consecuencias aún difíciles de determinar.

Existe un malestar generalizado en los centros de trabajo que se manifiesta con gente desmotivada, un aumento de las bajas por salud mental y aunque no todo se le puede atribuir al tecnoestrés, habría que pensar en otros síntomas como la multitarea, con las interrupciones constantes que generan las notificaciones y con el exceso de reuniones, las dos últimas, al menos, estrechamente vinculadas con una digitalización no saludable y sin desconexión porque los mensajes siguen llegando los fines de semana.

Una posible solución, al síntoma y no a la enfermedad, radica posiblemente en la “cultura corporativa”, donde las empresas no han definido un marco de comunicación digital que establezca cuáles son los canales a utilizar para cada cosa y cuáles son las expectativas temporales de respuesta en cada uno: la clave es separar lo urgente de lo que no lo es; esta ausencia de reglas está generando muchas tensiones.

 Hay que poner límites a la tecnología y establecer momentos de descanso porque, si no, está demostrado que derivará en problemas de salud mental: no hay sistema nervioso que aguante la hiperestimulación con que vivimos”. Además del protocolo corporativo, es recomendable que las empresas capaciten a sus mandos a fin de que promuevan culturas saludables y aprendan a agendar los correos electrónicos para que no los envíen fuera del horario laboral.

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Jorge SalesEl Hartazgo de los trabajadores a las pantallas ¿síntoma o enfermedad?