“Office Housework” un silencioso peso laboral de las mujeres

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Llevar el papeleo, encabezar y dirigir políticas de inclusión, supervisar becarios u organizar la cena de la oficina. Muchas mujeres sienten que cargan con más tareas que no cuentan para ascender profesionalmente que sus compañeros varones. Un libro de cuatro académicas estadounidenses aporta números al problema y aconseja empezar por negarse a hacer las actividades más aburridas en el trabajo.

En inglés existen muchos términos que identifican el problema. Se puede googlear con éxito office chores (labores domésticas en la oficina) y office mums (quienes ejercen cuidados y soporte emocional) para dar con artículos recientes en medios como Forbes, The Wall Street Journal o Financial Times; donde se enfrentan binomios como glamour work y office housework (las tareas que “dan lustre” y las que consisten en pasar, figurada o literalmente el trapo).

Cuatro académicas estadounidenses —expertas en organización empresarial— llamaron a esa mezcla de labores emocionales y faenas tediosas como non-promotable work, trabajo que en muchas ocasiones es fundamental, pero no sirve para ascender. Llevan desde 2010 investigando el tema y hablando con decenas de mujeres de sus experiencias y todo les ha llevado a la misma conclusión: “No importa qué nivel ocupes en la jerarquía: desde las más jóvenes a las más veteranas, nos afecta a todas”, afirma Laurie Weingart, en una entrevista por videollamada desde Estados Unidos con sus compañeras Brenda Peyser y Lise Vesterlund. Junto a una cuarta experta, Linda Babcock, han incluido sus hallazgos en un libro, El Club del No (se acaba de publicar en inglés), inspirado en un grupo del mismo nombre que fundaron hace una década para animar a otras mujeres a negarse. Su publicación ha reavivado el debate.

Según las académicas, este tipo de sesgo ocurre tanto en el sector privado, como en el público. Uno de sus estudios, basado en datos de tres años recogidos por una firma de servicios profesionales norteamericana, indica que las mujeres pasan hasta 200 horas más de promedio anual con tareas de este tipo que los hombres. “Es difícil encontrar datos más amplios”, dice Vesterlund, profesora de Economía de la Universidad de Pittsburg. “En muchas empresas, las mujeres son minoría y acaban haciendo la mayoría de los trabajos menos agradecidos”, declaró en referencia a la publicación del libro Richard Thaler, premio Nobel de Economía en 2017.

Las causas de este desequilibrio, según las expertas, radican en que, por una parte, las empresas piden más a las mujeres que realicen estas tareas que a los hombres y, por otra, ellas suelen decir sí más a menudo que ellos.

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