Trabajo decente: Sueño cada vez más lejano para México

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El Economista

14 de ago de 2023

En 2015, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el trabajo decente es uno de ellos. En el caso de México, el avance en este tema ha sido lento y todavía la mayoría de la fuerza laboral está fuera de las metas 2030.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), seis de cada 10 personas ocupadas en nuestro país carecen de al menos una condición para contar con un empleo decente, una proporción que ha mejorado de manera marginal desde que se firmaron los ODS.

Acceso a seguridad social, ingresos justos, igualdad de oportunidades y libertad sindical son parte de los pilares del trabajo decente; la ausencia de uno sólo deja a la persona sin la condición de empleo digno, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Dentro de estas metas internacionales, el aspecto laboral es uno de los más relevantes para el sector privado. “El ODS 8 es el objetivo que 58% de las empresas a nivel global identifica como prioritario”, indica el reporte Las empresas mexicanas por la Agenda 2030 que condujo la Red Mexicana del Pacto Mundial.

A decir de Sofía Ramírez Aguilar, directora general de la organización México ¿Cómo vamos?, con el ritmo actual, a nuestro país le tomaría 50 años cerrar algunas brechas. “Tenemos los tres problemas de siempre, mucha informalidad, baja participación de las mujeres y baja productividad. No vamos a llegar al 2030 con las brechas cerradas, lo que veremos es un cierre pequeño, pero atribuible a un mercado laboral dinámico y al crecimiento económico”.

El ODS 8 contempla, además, la igualdad de género como eje transversal del trabajo decente. A medio camino en estas metas, el mayor avance que ha tenido México ha sido precisamente en el renglón de participación laboral femenina, la cual ha crecido 3.3 puntos porcentuales respecto a 2015. Actualmente, 45.9% de las mujeres tiene un empleo.

“Hay una ligera mejoría en los últimos dos o tres años, pero estamos lejos de lograr las metas de la agenda 2030. No nos hemos movido mucho. Tenemos un modelo económico donde el trabajo perdió valor, los derechos laborales se dejaron de lado”, expone Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

Los objetivos trazados por la ONU plantean una gran responsabilidad para las empresas en su aporte a la sostenibilidad global, pero también a las condiciones que ofrecen a sus trabajadores, señala Laboratorio B (B Lab), red internacional sin fines de lucro que promueve mejores prácticas en el marco de los ODS.

“No estamos lejanos al 2030 como para tener mucho tiempo para revertir la tendencia. Si seguimos con una generación de empleo impulsada por la informalidad, será difícil cumplir con esto. No todo es generación de empleo por sí sola, sino la creación de empleo decente”, apunta Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).

Entre los indicadores de trabajo digno, el de empleados sin un contrato por escrito es el segundo con mejor avance. Este segmento de la población asalariada se ha reducido 3.3 puntos porcentuales desde el 2015, pero aún hay 42.9% de trabajadores subordinados que no tiene esa protección legal.

“No cualquier tipo de trabajo remunerado posibilita la superación de la pobreza y la reducción de las desigualdades. Es necesario que la inclusión laboral se dé en condiciones de trabajo decente”, advierte la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El papel de las empresas

Las empresas que han avanzado en el ODS 8, se han enfocado en el respeto a los derechos laborales, el desarrollo profesional, la mejora de la productividad y la promoción del empleo para poblaciones vulnerables, indica la Red Mexicana del Pacto Mundial.

De acuerdo con Laboratorio B, las empresas sostenibles en el marco de los ODS son 1.8 veces más propensas a realizar análisis de equidad salarial y tienen 4.7 veces más probabilidades de modificar sus estructuras de gobierno para una representación igualitaria en la toma de decisiones.

“Para cerrar brechas necesitamos crecimiento económico, y para ello se requiere certeza jurídica y atracción de inversión integral. Pero también se requiere mejorar el ingreso laboral y la calidad de vida mediante la inversión en educación, salud y cobertura social”, opina Sofía Ramírez.

Por su parte, Rogelio Gómez puntualiza que los pequeños avances observados en los últimos años muestran que la mejora es posible. Pero “nos ha faltado una política laboral que permita acelerarlo. Se requiere diálogo social. Se necesita generar la mesa y las condiciones para tomar acuerdos que alineen el crecimiento de la productividad con la mejora de los salarios. Los procesos para cambiar esto son largos, pero ni siquiera los estamos discutiendo”.

Al ritmo actual, a México le tomaría cinco décadas cerrar las brechas que persisten en el mercado laboral, estima MCV.

Tenemos los tres problemas de siempre, mucha informalidad, baja participación de las mujeres y baja productividad. No vamos a llegar al 2030 con las brechas cerradas, lo que veremos es un cierre pequeño”. –Sofía Ramírez, DIRECTORA GENERAL DE MÉXICO ¿CÓMO VAMOS?

Hay una ligera mejoría en los últimos dos o tres años, pero estamos lejos de lograr las metas de la agenda 2030. No nos hemos movido mucho”. –Rogelio Gómez, COORDINADOR DE ACCIÓN CIUDADANA FRENTE A LA POBREZA.

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Jorge SalesTrabajo decente: Sueño cada vez más lejano para México