Aprender a callar os cambiará la vida. Os hará más inteligentes, más simpáticos, más creativos y más poderosos. Puede que hasta os prolongue la vida. Las personas que hablan menos tienen más probabilidades de ascender en el trabajo y de imponerse en las negociaciones. Hablar con intención —es decir, no hablar sin más— mejora nuestras relaciones, nos convierte en mejores padres y puede aumentar nuestro bienestar psicológico e incluso físico. Hace unos años, investigadores de la Universidad de Arizona descubrieron que las personas que pasan menos tiempo parloteando y dedican más tiempo a conversaciones sustanciosas son más felices que el resto, hasta el punto de que tener buenas conversaciones, escribieron, «podría ser un elemento esencial para disfrutar de una vida satisfactoria».

