Equilibrio Frágil entre discriminación y libertad de contratar; la currícula recortada para evitar la discriminación

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Para encontrar un trabajo, casi siempre es necesario dar el mismo primer paso: entregar el currículo. Un documento que, tradicionalmente, recoge una descripción extensa y pormenorizada de las características del candidato. O no.

Responsables de captación de distintas empresas y administradores de portales digitales de empleo reconocen un cambio de tendencia en la ficha técnica de los aspirantes: cada vez se aportan menos datos personales como la edad o el aspecto físico (desaparecen las fotografías), para evitar discriminaciones por factores ajenos a las competencias profesionales. De mentir o exagerar algunas capacidades se ha pasado a ocultar todo aquello que pueda resultar un obstáculo.

Otra de las razones que justifican la desaparición de la información personal en los currículos se ampara en la legislación sobre privacidad de datos, además aquella práctica hoy casi obsoleta de entregar el C.V. o incluso mandarlo en PDF se haya transformado en la necesidad de rellenar formularios online que cumplan con lo establecido en la legislación.

Dentro de este nuevo ecosistema, el currículo ha mutado desde el arquetípico documento de texto hasta convertirse en una obra casi artística (se emplean programas informáticos propios de la edición de imagen) y de corriente minimalista.

Una de las redes sociales referenciales a nivel mundial en el entorno laboral es LinkedIn, que cuenta con un volumen total de 950 millones de miembros. Según directivos de la Compañía  la plataforma está trabajando en la transformación de la careta de presentación de cada miembro, para ofrecer la posibilidad de que un avatar con una referencia numérica sustituya directamente la fotografía y el nombre de los usuarios. Con esta medida se pretende “romper con los sesgos cognitivos que puedan tener los reclutadores”.

Cuantificar el número de solicitudes de trabajo que son rechazadas por cuestiones físicas resulta imposible, en la medida en la que supone una discriminación penalizada para las empresas. Sin embargo, por medio de distintos experimentos, sí que se ha acreditado cómo la edad resulta un factor determinante en un proceso de selección entre aspirantes con una formación equiparable. En España La Fundación Iseak, por ejemplo, envío 1.600 currículos, la mitad de ellos referenciados a una persona de 35 años y los demás en nombre de otra de 49, a 800 vacantes de empleo reales en Euskadi, Barcelona y Madrid. Los resultados de la prueba evidenciaron que el candidato de más edad dispuso de una mayor dificultad para recibir una invitación por parte de las empresas.

A pesar de que la prohibición de ser discriminado por cualquier circunstancia personal o social está recogida por la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, esta práctica existe en el entorno social y laboral y se manifiesta a través de fenómenos como el aspectismo (discriminación por el aspecto físico) y el edadismo (por la edad).

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Jorge SalesEquilibrio Frágil entre discriminación y libertad de contratar; la currícula recortada para evitar la discriminación