SEGÚN CONSTA EN su currículum, el hasta ayer subsecretario de Empleo y Productividad Laboral fue secretario particular de Marcelo Ebrard (1 de diciembre de 2018-30 de septiembre del 2020), que no es cualquier puesto, y de ahí se fue a la Secretaría del Trabajo con Luisa María Alcalde, en donde, entre sus responsabilidades, se encargó del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, uno de los instaurados por el presidente López Obrador.
HASTA DONDE SE sabe, el nuevo titular no tiene un mal historial (internacionalista egresado de la UNAM), pero como parte de su nueva función urge que limpie el tiradero dejado por la nueva inquilina de Gobernación, comenzando por acotar el gran poder adquirido por El Padrino, papá de Luisa María Alcalde, y reivindicar la función mediadora y socialmente responsable de la Secretaría del Trabajo en los conflictos obrero-patronales, porque con la anterior los dados siempre estuvieran cargados a favor de los dueños del capital. Y el delicado asunto de las tres huelgas mineras es prueba fehaciente de ello.
LUISA MARÍA ALCALDE deja un titipuchal de pendientes, asuntos de primerísima importancia y altísimo impacto social que simplemente dejó pasar para no ofender a la patronal. Por ejemplo, las citadas huelgas mineras (Cananea, Sombrerete y Taxco) que en breve cumplirán 16 años sin solución; el rescate de cuerpos de los mineros muertos en Pasta de Conchos (“paciencia”, pidió a las viudas, porque “si no se logran sacar a finales de 2024, el siguiente gobierno de Morena seguirá con esa tarea”, y se quedó tan tranquila); la “mesa de negociación”, que nunca instaló no obstante ser instrucción presidencial, entre el Sindicato Minero y Grupo México; el caso Notimex; el desbarajuste en la Junta Federal de Conciliación Arbitraje y el feroz conflicto de intereses con el citado Padrino y tantos otros.
EL PUNTO ES si Marath llegará a limpiar y levantar el tiradero legado por Luisa María o simplemente permitirá que las cosas queden como las dejó la hija de papá, para que ella, cómodamente, opere desde las dos posiciones (Bucareli y Trabajo). Y va de nuevo: no se trata de juventud ni de relevo generacional, sino de resultados, sin importar la edad del o la responsable. Así de sencillo.
AHORA, PARADÓJICAMENTE Y por instrucción presidencial, la flamante titular de Bucareli deberá atender algunos “pendientes” que bateó como secretaria del Trabajo, porque la “mesa de negociación” con el Sindicato Minero y Grupo México la instaló, sin resultado, Adán Augusto, pero él ya está en campaña –deja su propio tiradero–, por lo que ella está obligada a, por lo menos, fingir que está interesada en la solución del conflicto. Lo mismo con Notimex y Pasta de Conchos.
ENTONCES, HAY QUE esperar el “otro cambio” (AMLO dixit) para saber a qué parcela representa en este agitadísimo coctel corcholatero.

