En un escenario económico cada vez más complejo y en constante cambio, el empleo emerge como un barómetro crucial que refleja la salud y la dirección de una sociedad. El segundo trimestre del año, en particular, se ha presentado como un período de contrastes notables en el panorama laboral del empleo femenino y la informalidad en el país, según los recientes informes publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Empleo Femenino
En el segundo trimestre del año, el empleo femenino fue el motor principal de la generación de puestos de trabajo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). En el periodo abril-junio, se incorporaron 200,000 mujeres a la población ocupada. Como resultado de este crecimiento, la tasa de participación laboral femenina tuvo un incremento trimestral de 45.9 a 46.1% y se mantuvo en niveles altos, aunque aún por debajo de su mejor desempeño reportado en el cuarto trimestre del 2022, cuando alcanzó una proporción de 46.2 por ciento.
La buena noticia es que los resultados del segundo semestre confirman que la recuperación del empleo femenino después de la pandemia “es duradero” y retorna a un crecimiento similar al ritmo que se tenía antes de las afectaciones de la emergencia sanitaria en el mercado laboral, puntualiza Fátima Masse, directora de Análisis Económico y Social de ISD. La mala noticia es que estos empleos no son de calidad, eso se refleja en la tasa de informalidad que para las mujeres no cambia y también se muestra en el aumento de mujeres empleadas en micronegocios”, señala la especialista.
Desde la perspectiva de Sofía Ramírez, los resultados de la ENOE evidencian la necesidad de evaluar la seguridad social universal, que no distinga entre trabajadores formales e informales. Así como la creación de un sistema nacional de cuidados y la mejora en los servicios educativos y de salud.
Informalidad Laboral
En el período abril-junio, la informalidad fue el principal impulsor de la generación de puestos de trabajo con 85,235 plazas, mientras que el empleo formal tuvo una reducción de 55,371 puestos de trabajo, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
“El problema de la informalidad no es fácil de resolver y persiste en nuestro país, por lo que se requiere promover de manera más rigurosa la promoción de la seguridad social universal y el pago de impuestos”, señala Héctor Márquez Pitol, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH).
La creación de puestos de trabajo centrada en el sector informal llevó a la tasa de informalidad de 55.0 a 55.1% respecto del primer trimestre del año y rompió con la racha de tres trimestres continuos con descensos.
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