El dilema de las empresas: ¿Qué hacer con los viernes?

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The Wall Street Journal

Alexandra Samuel

El viernes tiene mucho tiempo de ser un poco diferente. Era el día en que el jefe podría invitar al equipo a salir del trabajo un poco temprano, o el código de vestimenta de traje y corbata podría dar paso a pantalones y suéteres.

Pero por muy relajado que fuera, el viernes seguía siendo otro día más en la oficina. Luego, el Covid puso de cabeza el mundo laboral y los viernes perdieron su carácter de viernes. No había nada especial en un código de vestimenta informal, una vez que vivíamos de tiempo completo en sudaderas, y no había nada emocionante en salir del trabajo un poco antes para llegar a casa, porque muchos ya estábamos allí.

Cuando las oficinas volvieron a abrir, no hubo forma de recuperar la magia de los viernes, ni de saber cómo se suponía que debieran ser los viernes. Puede que hayamos regresado a la oficina, pero una gran cantidad de trabajadores aún están en casa los viernes.

Así que ahora los viernes flotan en tierra de nadie, sin ser un día laboral normal ni el fin de semana, creando una nueva serie de dilemas en el lugar de trabajo.

¿Puedes establecer un horario híbrido en el que diferentes miembros del equipo acuden a la oficina en días diferentes, o acaso los empleados de los viernes siempre sentirán que les tocó bailar con la más fea? ¿Puedes pedirle a un cliente o proveedor una llamada el viernes, o es abusar? ¿Puedes decirle a tu jefe que trabajas los viernes desde casa o acaso te hará parecer un holgazán amante de los fines de semana largos? ¿Puedes cerrar la oficina totalmente los viernes y ahorrar un poco en gastos, o necesitas dejar las puertas abiertas para el puñado de empleados que prefieren ir a trabajar el día en que es casi seguro que será una ciudad fantasma?

Toda esta confusión es mala para los negocios, los equipos y los empleados que necesitan saber cómo planear sus días y semanas. Necesitamos decidir qué hacer con los viernes en este nuevo mundo laboral: ¿son parte de la semana laboral? ¿Un nuevo y permanente fin de semana de tres días? ¿O algo intermedio?

A la antigüita
Para algunas organizaciones, la mejor opción puede ser volver a los viernes en la oficina, donde “relajado” significaba mezclilla y una cerveza a las 16:30 horas con el equipo, y todos tenían el mismo horario. De lo contrario -particularmente en organizaciones con trabajo presencial o de cara al cliente- el que una gran cantidad de empleados desaparezcan los viernes es una receta para el resentimiento. Ya es perjudicial que los trabajadores de línea o los representantes de servicio al cliente vean que los colegas administrativos tienen más flexibilidad para trabajar de forma remota. Peor es cuando ven lo que parece una vida de eternos fines de semana largos.

Aún así, las organizaciones que resucitan la semana laboral estándar de lunes a viernes pueden tener algunos retos con el reclutamiento, la retención y el compromiso. Las encuestas muestran que muchos profesionistas preferirían buscar empleos nuevos que regresar a la oficina a tiempo completo, y probablemente no estarán contentos si incluso un horario híbrido incluye el viernes en la oficina.

Es posible crear un horario híbrido en el que el privilegio de los viernes en casa rote dentro o entre equipos. Pero eso tiene sus propios problemas al tener que coreografiar quién obtiene qué viernes en casa, y que los empleados nunca sepan a quién encontrarán en la oficina.

Cuatro días a la semana
Otra opción es simplemente declarar los viernes como parte del fin de semana, acogiendo la semana laboral de cuatro días que ha mostrado resultados favorables en un programa piloto global. Ahora hay mucha evidencia de que una semana laboral más corta preserva la productividad y eleva el bienestar de los empleados, y si está listo para dar el paso de los cuatro días, puede resolver el dilema del viernes eliminándolo de la semana laboral. ¿Qué es viernes? Lo mismo que el sábado y el domingo.

Pero no siempre es factible ser una organización que trabaja cuatro días a la semana en un mundo de cinco días. Esa es precisamente la razón por la que algunos patrones con una semana laboral de cuatro días terminan con un horario escalonado: incluso si sus propios empleados trabajan sólo cuatro días, es posible que deba ofrecer horas de viernes a clientes o proveedores.

Y, por supuesto, no todas las empresas quieren pasar a una semana laboral de cuatro días: hay muchas organizaciones donde es rutinario que muchos empleados trabajen 50 horas o más cada semana, y reducir eso a 32 puede parecer poco realista e indeseable.

La tercera manera
Si no está preparado para convertir los viernes en fin de semana y le preocupa el impacto en la moral de hacer que casi todos pasen los viernes en la oficina, ¿qué más podría hacer? Bueno, tal vez haya una tercera forma: se podría mantener el viernes en la semana laboral teórica, pero operarla con reglas diferentes.

Imagina los viernes en los que la oficina está cerrada, los teléfonos apagados, los mensajes de texto en espera y los correos electrónicos pueden esperar hasta el lunes. Pero difiere de una semana laboral de cuatro días porque no es un día libre. En lugar de ello, los viernes se convierten en el día en que los empleados abordar tareas de concentración, ya que no serán interrumpidos por correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas telefónicas, y si alguien es tan eficiente que ha terminado la mayoría de sus tareas al final del jueves, quizás hasta podrían tomarse algo del viernes como tiempo personal. Obtenemos el beneficio de la claridad -sabemos que no se espera que atendamos juntas o llamadas, y sabemos que no podremos comunicarnos con nuestros colegas- y al mismo tiempo ofrecemos a los empleados un incentivo para ser más eficientes el resto de la semana para tener una poca de flexibilidad el viernes.

Este enfoque podría funcionar bien si se generaliza y si se alcanza una norma cultural en la que las llamadas y juntas de negocios se realizan entre lunes y jueves. Será más difícil si se deja a la discreción de cada patrón: una cosa es decir que no reservarás llamadas o juntas internas para un viernes, pero otra mucho más difícil es dejar una llamada o un correo electrónico de un cliente sin respuesta hasta el lunes. También puede conducir a un poco más de trabajo nocturno los jueves, especialmente en organizaciones que abarcan múltiples husos horarios, de manera que las personas que envían correos los jueves por la noche no tengan que esperar hasta el lunes para recibir una respuesta.

No existe una solución para todos para el dilema de los viernes, como tampoco existe un enfoque correcto a los horarios en la nueva era del trabajo híbrido. Es mejor tomar una decisión sobre cómo la organización manejará el quinto día y hacer que todos los empleados y clientes estén en la misma página.– Alexandra Samuel es investigadora de tecnología y coautora de “Remote, Inc.: How to Thrive at Work… Wherever You Are”.

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