Amallely Morales
Periódico Reforma, p.01

Vacunadas y después de 16 meses, personas de la tercera edad regresaron a los supermercados para empacar los productos de los clientes. Por ser población de riesgo, fueron confinados al inicio de la pandemia.

Los adultos mayores expresaron el hartazgo que sentían de estar encerrados y lo que para ellos significa volver a su lugar de trabajo.

“Estaba una en su casa encerrada y todo, ya aquí nos decíamos con las demás compañeras, que estamos bien. Ya nos sentimos útiles y no inútiles estando encerrados en la casa”, aseguró Lora Magda, de 76 años. Con sus cubrebocas, guantes, caretas o lentes de protección, mujeres y hombres de la tercera edad acudieron a sus jornadas.

“Viene uno a ganar unos centavos, y aparte de eso se viene uno a distraerse. (En el confinamiento me fue) ahí más a menos.

“(Estuve) haciendo quehacer, que le hago aquí, que le hago allá. Se hace largo el día, que ya más de un año sí se nos hizo pesado. Ahorita, gracias a Dios, ya estamos aquí”, señaló Blanca Esteves.

Isabel Dorante coincidió con Blanca y resumió cómo fue para ella el confinamiento por el virus.

“Sobreviví de milagro porque mi pensión es muy poca”, dijo. En tanto, José Chávez, otro empacador, explicó que para sobrevivir tuvo que recurrir a otros medios, además de su pensión.

“Para el sustento con lo poquito que tenía yo de mi pensión y me fui un tiempo de `viene y viene’, pero era muy pesado”, dijo.

Agregar a favoritos