Liderear con humildad

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El cambio de época que se vive en México y en el mundo, parece ser una llamada de atención para diluir los grandes egos e instalar la colaboración en las empresas. Una cooperación que avanza, sin fisuras, para tomar complicadas e inéditas decisiones en esta difícil coyuntura económica que afecta a los negocios. Aunque corren malos tiempos para el líder solitario, los expertos vaticinan que la tregua al egocentrismo expirará tras la vuelta a la normalidad.

Pero hasta entonces, y con el protagonismo estacionado, se desdibujan los directivos que hacen la vida imposible a sus equipos. Esos que imponen su razón a toda costa, que buscan constante reconocimiento y se cuelgan sin rubor éxitos ajenos. También aquellos que asfixian con desmesurados objetivos, que exigen corto plazo o se niegan a dar marcha atrás frente a una estrategia equivocada. “Esta tendencia comenzó con la pandemia, al humanizarnos a todos, y continuará durante los graves conflictos porque suponen una toma de tierra de esos ególatras que viven en su mundo desconectados de la realidad.

El cambio de actitud viene impuesto, según los expertos, por las acuciantes circunstancias que impactan la economía, los mercados y la actividad empresarial. Desde esa gravedad, “al directivo que chequea siempre con las mismas fuentes afines a él, no le queda ahora más remedio que salir de su zona de confort y escuchar otras voces fuera de su entorno”, opinan diversos especialistas.

Gestión humilde

El tipo de liderazgo que asuman las compañías en momentos de urgencia es determinante para su futuro.  Un liderazgo que califica como “prototipo de gestión que encamina, a sus directivos para no perder el contacto con la realidad”.

Las dificultades han allanado el camino para que los directivos egocéntricos desciendan de sus cimas imaginarias, de sus sueños de grandeza y su falta de empatía en pro del diálogo, la capacidad de escucha y la colaboración

 

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