Los Jefes se ponen nerviosos con el teletrabajo

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Mientras que muchos empleados remotos e híbridos temen ser olvidados por los supervisores, el estado actual del trabajo les ha provocado a los gerentes una neurosis propia: que los empleados pueden estar haciendo cualquier cosa, ¡cualquier cosa!, mientras trabajan desde casa.

A muchos ejecutivos nunca les gustó el trabajo remoto causado por la pandemia, pero se imaginaron que las cosas ya habrían vuelto a la normalidad para ahora. Tan solo en Estados Unido, la ocupación de oficinas se mantiene por debajo del 50%, reporta Kastle Systems, que rastrea los pases de tarjetas de acceso a edificios. Y aunque muchos líderes empresariales han elogiado la productividad remota de sus empleados, a algunos también les preocupa que sea insostenible.

En resumen, la paciencia de los jefes se está reduciendo y el recelo está aumentando.

“Paranoia de productividad”, un término acuñado por Satya Nadella, director de Microsoft, es utilizado para describir la preocupación no tan nueva de que los trabajadores no son tan efectivos (u honestos) en el hogar, y parece intensificarse en medio de los pronósticos de recesión. Alrededor del 85% de los líderes en una encuesta reciente realizada por la compañía de software dijo que los esquemas híbridos les dificultan saber qué tan productivos realmente son los empleados.

La desconfianza va más allá de las dudas sobre el esfuerzo y el rendimiento, y sigue a dos años de alta rotación de empleados. En algunos lugares, comienza antes de la contratación.

Cuando Sean Slater, un reclutador de tecnología, realiza entrevistas en video, comienza pidiendo a los candidatos que muevan sus cámaras web alrededor y debajo de sus escritorios.

“Demuestra que no hay nadie más en la habitación contigo”, señala.

Ha visto a personas que buscan trabajo ocultar a entrenadores de entrevistas justo fuera del marco de la cámara, destaca. Algunos han sincronizado los labios mientras alguien con más conocimientos responde preguntas y tratado de hacer pasar la desconexión audiovisual como un retardo de internet.

Slater, vicepresidente de Brixton Group, dice que este tipo de engaño es generalizado en el entorno de trabajo remoto e híbrido. Él y su equipo suelen atrapar a los farsantes, pero algunos se cuelan y consiguen puestos para los que no están calificados. Para cuando los patrones se dan cuenta de que una nueva contratación no está a la altura del puesto, es posible que los proyectos se hayan desviado.

Es una pesadilla de recursos humanos y uno de varios tipos de engaños -grandes y pequeños, reales y potenciales- que están intensificando los deseos de algunos gerentes de regresar a la oficina.

En las juntas celebradas en línea, puede ser difícil saber quién está prestando atención a Zoom y quién navegando por Zillow.

¿Y esas marcas de hora en los correos electrónicos y en Slack? No necesariamente muestran cuando alguien está trabajando. Cualquiera puede redactar un montón de mensajes por la mañana, programarlos para que se entreguen más tarde y tomarse la tarde libre.

Medir la frecuencia de tales travesuras es difícil, y los evangelistas del trabajo desde cualquier lugar predican que los gerentes deberían dejar de preocuparse por cómo y cuándo se hacen las cosas, siempre y cuando se hagan.

“El verdadero meollo del asunto es la falta de control”, considera Jerome Hardaway, quien opera una organización sin fines de lucro, Vets Who Code, que ayuda a veteranos militares a aprender habilidades de programación y ser contratados.

Señala que incluso en el sector de la tecnología, donde varios grandes jugadores como Twitter y Airbnb han hecho del trabajo remoto una opción permanente, muchas empresas están presionando más a los empleados para que asistan en persona.

Algunos, haciendo eco a Elon Musk, director ejecutivo de Tesla Inc. y SpaceX, están enfatizando la colaboración en persona. Las empresas que invirtieron en edificios elegantes o se expandieron a nuevas ciudades antes de la pandemia quieren que se utilicen esos lugares.

En la oficina de Approve, una empresa de servicios financieros en Wilmington, Carolina del Norte, Robert Preville, el director ejecutivo, ha instituido reuniones generales dos veces al día para su personal de 22 personas: una a las 9:00 horas, otra a las 16:45 horas. Comenzó a celebrar las juntas vía Zoom hace un par de años para ayudar a su equipo a mantenerse conectado y decidió continuar con la práctica cuando pidió a los empleados regresar a la oficina, lo que hizo lo más pronto posible, a fines de 2020.

Las reuniones fomentan el compañerismo, indica Preville. También hacen que sea difícil llegar tarde o escabullirse temprano sin que nadie se dé cuenta. La gente puede irse para atender asuntos personales, dice, pero le gusta reunir a sus empleados en lugares donde él los puede ver y ellos pueden verse unos a otros.

“Estoy absolutamente convencido de que el proceso innovador no es tan eficiente en casa como en persona”, destaca.

Sin embargo, la paranoia de la productividad da lugar al teatro de la productividad.

Para aquellos que tienen la opción de trabajar desde casa, hay formas de parecer más productivos o de parecer que están dedicando más horas de las que realmente dedican, dice Michelle Kaye, una entrenadora de tecnología independiente. (La descubrí después de que publicó un tutorial en video sobre cómo programar entregas de correo electrónico y tuiteó: “Oye puedes hacer parecer que estás trabajando hasta altas horas de la noche”).

Kaye señala que no promueve un pobre desempeño, sino más bien ofrece consejos para rebelarse sutilmente contra las formas cada vez más comunes en que las empresas monitorean a los empleados, por ejemplo, rastreando con qué frecuencia entran las pantallas de sus computadoras portátiles en estado de suspensión debido a la inactividad.

A menudo es posible cambiar una configuración para que una computadora emitida por el trabajo espere más tiempo para dormir, indica, lo que le da al usuario más tiempo para hacer ejercicio u otra diversión al mediodía. Las apps de mensajería se pueden manipular de manera similar, agrega.

En el caso de la herramienta de mensajería en uno de sus clientes corporativos, “la configuración predeterminada es que después de cinco minutos de no tocar el mouse, se vuelve ‘inactivo’ y luego de 10 minutos, está ‘ausente'”, dice. “Yo cambiaría eso”.

 

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