Renuncia por cansancio; reflexiones

Loading Agregar a favoritos
Reforma

Admito un crush a la distancia con Jacinda Arden: guapa, inteligente y con sentido del humor, y elegida en 2017 como Primer Ministro de Nueva Zelanda con tan sólo 37 años de edad. Con pena, me entero que tras 5.5 años, hace unos días, renuncia a su puesto arguyendo falta de energía, o literalmente por: “no tener suficiente en el tanque para continuar”.

Visiblemente triste y un tanto demacrada, pero en un acto de valentía, responsabilidad y de auto-conocimiento, dice que está lista para dejarle la posición a alguien que esté en mejores condiciones que ella. Mi admiración por ella creció aún más.

Llevo décadas tratando con dueños de negocio, directivos y líderes en general, tanto como consultor y como en la academia, y sostengo la tesis de que las crisis en las organizaciones son consecuencia de las crisis personales de sus líderes. Cuando una empresas quiebra es porque primero quebraron sus dueños o directivos en lo personal.

Los diagnósticos de negocios son sencillos y están frecuentemente a la vista, por ejemplo recuerdo cuando un niño de 8 años le dijo a su Mamá al entrar a Blockbuster: “oye Mamá, ¿pos Block-buster va a cerrar, que no?”.

Lo complicado son los líderes en sus procesos de percepción, sus hipótesis inconscientes y premisas asumidas, y de cómo lidian con los mecanismos de defensa del ego para preservar su lucidez y su humildad.

Un líder con salud mental, energía y poder personal, tendrá la humildad para escuchar a otros, la vitalidad para desempeñarse día a día y la potencia para efectuar cambios y torear obstáculos. Sus decisiones por ende, tenderán a ser más acertadas e informadas.

Por el contrario, un líder que no se conoce a sí mismo, que está atrapado en sus complejos y que no tiene salud mental, será arrogante y culpará a otros, estará agotado por estar sosteniendo una imagen artificial y tenderá a desesperarse y polarizarse cuando enfrenta obstáculos y críticas a su gestión. No hay peor agresor que el que se siente víctima.

Regreso a Jacinda Arden que, pensando en el tamaño de su responsabilidad, admite vulnerabilidad y protege a su país dimitiendo.

Pero ¿cuántos líderes hay en el mundo dirigiendo organizaciones o Naciones enteras, dominados por sus complejos, su ceguera personal y sus sesgos de pensamiento? Infelizmente, bastantes.

Y seguro que los montados en el arquetipo del macho egocéntrico, de esos que no admiten debilidad, que cuando se sienten mal lo único que hacen es trabajar más; de esos que se las saben de todas todas, sonreirán confirmando la debilidad femenina y se verán en el espejo como diciendo “yo puedo con todo”.

Qué peligroso.

Los líderes cuando se asientan en el poder tienden a caer en esquemas narcisistas y de inflación del ego; esto es natural, son seres humanos. Pero cuando se tiene una responsabilidad hacia otros, el auto-conocimiento es toral para no perder la lucidez.

Hasta la estrella de Elon Musk amenaza con estrellarse; sus vaivenes recientes traen desconcertados a los inversionistas.

El líder universal y atemporal no existe. No hay líderes sin vigencia ni para todos los entornos, etapas o ciclos. Los líderes fallan, se equivocan, se sesgan, mienten porque primero se mienten a ellos mismos, y arrastran a sus seguidores al precipicio.

Sobran presidentes que deben renunciar, consejeros que ya se hicieron cómplices, empresarios que deberían retirarse y directivos que se les agotó su ciclo o que, sencillamente, las habilidades que se requieren para una nueva etapa no son compatibles con ellos. El problema es que ni cuenta se dan.

Y, hay que decirlo, también hay líderes que se conocen a ellos mismos, que conocen sus fortalezas y debilidades, así como sus límites. Por eso el mérito de Jacinda Arden.

Good luck, Jacinda.

Loading Agregar a favoritos
Jorge SalesRenuncia por cansancio; reflexiones