¿Demasiado viejo para trabajar? El edadismo se instala con los empleadores

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Las exigencias son distintas. Es muy probable que pronto tengamos un duelo de candidatos de la tercera edad (Biden y Trump) para la presidencia de EE UU; Warren Buffett, nonagenario, sigue siendo uno de los grandes inversores del mundo; y George Soros solo ha cedido a los 92 años el liderazgo de sus fundaciones y empresas a uno de sus hijos.

El edadismo, término acuñado a finales de los años sesenta del siglo pasado por el gerontólogo Robert Butler, es una forma de discriminación social por cuestiones de edad que afecta a muchas personas mayores. Se multiplican los estereotipos y prejuicios por razón de los años. En muchos casos se une a otras discriminaciones como la de la clase social, el género, la nacionalidad, la raza… Por ejemplo, uno de los tópicos que más se repiten en la actualidad —por impulsos electorales— es el de que los emigrantes sustituyen a los nativos cobrando menos dinero, pero ello no se corresponde con la realidad. El temor al emigrante (“me viene a robar mi empleo”) es infundado según todos los estudios científicos. El emigrante ocupa puestos de trabajo que nosotros no tomamos.

Según diversos estudio hay una menor disposición de las empresas a adquirir información sobre los candidatos de más edad; indican la necesidad de aplicar políticas públicas que fomenten la presencia de trabajadores de más edad en las empresas privadas y en las administraciones públicas, so pena de que se instale definitivamente una nueva desigualdad en el proceso de recuperación de la crisis. Para ello menciona la necesidad de cambios en las prácticas de contratación, como la erradicación de los límites de edad en los anuncios de ofertas de empleo o la extensión de los currículos ciegos, sin nombre, apellido o fotografía, y campañas de concienciación como un sello distintivo a las empresas con “buenas prácticas” que estimule su reputación, y la visibilidad del colectivo de mayores.

Las transformaciones en el mundo del trabajo están siendo tan profundas e intensas en el tiempo que generan continuas contradicciones.

 

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Jorge Sales¿Demasiado viejo para trabajar? El edadismo se instala con los empleadores