Una ley que prohibe “callar” a los empleados; ¡no más convenios de confidencialidad!

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Ozoma, extrabajadora de Pinterest (una plataforma digital de colección y organización de imágenes), se topó con un mensaje en redes sociales de su antigua empresa. Y no se pudo contener. “Como mujer negra, ver que Pinterest declara, en medio de la noche, que ‘los empleados negros importan’ me deja estupefacta”, escribió. “Especialmente después de haber luchado durante más de un año para que me pagaran y ascendieran de forma justa”. Con estas acusaciones, Ozoma se estaba metiendo en un buen lío. Estaba incumpliendo un acuerdo de confidencialidad que no le permitía hacer públicos sus problemas con la compañía por motivos de discriminación racial.

El 1 de enero, entró en vigor en California la Silenced No More Act. Esta ley prohíbe a las empresas utilizar acuerdos de no divulgación para silenciar acusaciones de cualquier tipo de discriminación. También la racista. Ha sido promulgada por la senadora demócrata Connie M. Leyva e inspirada por Ozoma. “Su historia fue convincente e importante durante la consideración de esta ley”, confirman desde el equipo de la senadora. Su entrada en vigor supondrá un cambio en las reglas de juego en el hermético mundo de Silicon Valley.

Ozoma es una figura central entre los denunciantes tecnológicos. Menos mediática que Frances Haugen —la garganta profunda de Facebook que, con sus revelaciones este año, ha puesto a la plataforma contra las cuerdas—, su historia puede tener más impacto. Hija de inmigrantes nigerianos, Ozoma nació en Alaska hace 29 años. Estudió en Yale y trabajó en Facebook y Google antes de Pinterest (que, según su último informe de diversidad, tiene un 5% de trabajadores negros, un 43% de caucásicos y un 44% de asiáticos).

Dentro de esta plataforma, y junto a su compañera Aerica Shimizu Banks (que también acabaría denunciando a la empresa por prácticas racistas), llevó a cabo decisiones políticas valientes. Juntas eliminaron la desinformación antivacunas o la promoción de bodas en antiguas plantaciones esclavistas de EE UU, y se movilizaron para conseguir más vacaciones pagadas para los trabajadores de Pinterest. Las medidas fueron bien acogidas fuera de la empresa pero ellas aseguran que, internamente, fueron reprendidas e investigadas. Recibían menos dinero que su jefe, un hombre blanco, por el mismo trabajo. En el acuerdo firmado al abandonar la empresa, les impusieron una cláusula de confidencialidad para no mencionar el asunto.

 

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