09 de abr de 2023
Además del permiso por nacimiento, el Gobierno trabaja, dentro de la Ley de Familias, en el desarrollo de más ayudas que sirvan para apuntalar la conciliación familiar. Es el caso de un nuevo permiso parental de ocho semanas que podrá disfrutarse de manera continua o discontinua hasta que los hijos cumplan ocho años (en 2023 será de seis semanas en total durante todo el periodo y a partir de 2024 se elevará dos más).
El secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, reconoció el martes que este permiso será remunerado “porque es una obligación que deriva de una directiva de la Unión Europea”, aunque recordó que los Estados disponen de plazo hasta agosto de 2024 para establecer las medidas de retribución adecuadas. de Recursos Humanos”, relata Charo García, directora corporativa de personas de Santalucía.
De acuerdo con la normativa actual, las empresas son beneficiarias de una bonificación del 100% en las cuotas a la Seguridad Social en los contratos de sustitución, tanto en la que ha de abonar por el trabajador que se encuentra de baja, como en la del interino que lo reemplaza. Por eso, no supone cargo alguno para la empresa tener a dos trabajadores ocupando un mismo puesto.
El cambio en las preferencias vitales de una parte de la sociedad no es algo ajeno para las Este permiso de ocho semanas es uno de los tres nuevos permisos creados con la Ley de familias, impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales y que ahora comienza su tramitación parlamentaria tras haber sido aprobada en segunda vuelta por el Gobierno. Junto a este permiso, la ley crea otros dos, uno de ellos de cinco días por accidente o enfermedad graves, hospitalización o intervención quirúrgica sin hospitalización que precise reposo domiciliario del cónyuge, pareja de hecho o parientes hasta el segundo grado por consanguinidad, o de cualquier conviviente. El otro será de cuatro días al año y se podrá disfrutar por horas por “motivos familiares urgentes o inesperados”, como cuando un niño se pone enfermo en el colegio. empresas. “Hoy en día la paternidad entre las personas de 30 a 40 años, e incluso más jóvenes, se vive de forma diferente de cómo lo hacía la generación anterior. Es una cuestión cultural y de mentalidad. Entre la gente joven hay más conciencia del cuidado del lactante y una involucración mayor desde el momento del nacimiento del bebé”, reconoce María Sánchez, directora de personas, calidad y RSC de IFEMA.
En cualquier caso, toda transformación cultural tiene sus tiempos y velocidades. Y la segunda derivada laboral resultante de que un trabajador tenga un hijo es la necesidad, en muchos casos, de llevar a cabo un reajuste profesional. Casi siempre en forma de reducción de jornada y, prácticamente siempre, a cargo de la mujer. “Los primeros cuatro meses pasan volando y luego, el resto de los años, ¿quién cuida del niño? ¿Quién lo lleva al médico cuando se pone malo? ¿Quién se queda en casa?”, se pregunta Daniel Toscani, profesor titular de la Universidad de Valencia, y colaborador de Alentta Abogados.
El Instituto de la Mujer, dependiente del Ministerio de Igualdad, revela que de todas las personas que solicitaron una excedencia en 2021 (últimos datos disponibles) para cuidar a sus hijos, el 87,39% fueron mujeres, por un 12,61% de hombres. Y contabilizó, un año después, que el 92,94% de las mujeres ocupadas con jornada parcial tenían estos contratos para ocuparse del cuidado de niños o de adultos enfermos, incapacitados o mayores.
Remuneración
“¿Qué se esconde detrás de que exista esta distancia abismal en el caso de las excedencias y no ocurra lo mismo con las bajas? Pues que las primeras no son remuneradas y las segundas, sí”, explica Vidal, de CC OO. Con las reducciones de jornada (en las que el trabajador recorta su horario y su remuneración) aflora el mismo sesgo de género. “Según nuestros datos, cerca del 90% de las reducciones se las cogen las mujeres. Por un doble motivo: primero, porque parece que la obligación de cuidar de un hijo es solo de ellas y, después, porque se tiende a reducir el salario de la persona que menos gana y esa suele ser casi siempre la mujer”, detalla Luján, de UGT.
Atendiendo a los resultados de la Encuesta de Estructura Salarial que elaboró por última vez el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2020, las ganancias medias anuales que obtuvieron las mujeres por su trabajo fueron de 22.467,48 euros, 5.000 menos que las de los hombres (27.642,52 euros).
Alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades no solo erradicaría la discriminación persistente dentro del sistema. Con las distintas intervenciones que se han venido produciendo en distintos ámbitos de la sociedad, entre las que se encuentra la equiparación de los permisos para el cuidado de los hijos entre ambos progenitores, se busca también facilitar la ampliación de la familia e impulsar la natalidad. Aunque en opinión de las empresas, la red de coberturas sociales solo se ha concentrado en el entorno laboral. “Creo que siempre están poniendo el foco y la responsabilidad en una misma parte y no veo un impacto directo de este tipo de medidas, que, por otro lado, son tan positivas, con un incremento del índice de natalidad, cosa que tampoco sucede en el resto de Europa”, indica Jorge Calviño, de AllFunds Bank.
La tasa de natalidad (nacidos por cada 1.000 habitantes) en España permanece anclada en el 7% desde 2018, y el número medio de hijos por mujer en 2021 fue de 1,19, el mismo que en 2020, y siete décimas por debajo del de 2018.
Los poco más de dos años que han transcurrido desde que madres y padres disponen, por ley, del mismo tiempo para ocuparse de sus hijos sin que su situación laboral se vea perjudicada, ofrece ya pistas del momento en el que se encuentra un cambio de mentalidad del que depende, intrínsecamente, la evolución del país. Todas las fuentes consultadas para este reportaje reconocen que se aproxima una nueva realidad. Pero que esta todavía no aguarda a la vuelta de la esquina.

