Citigroup planea recortar 20,000 puestos de trabajo en los próximos dos años como parte de una reorganización corporativa diseñada para aumentar los beneficios y devolver efectivo a los accionistas, anunció el banco estadounidense.
La reducción de plantilla se expuso en una presentación publicada en relación con los resultados del cuarto trimestre del banco neoyorquino, en el cual registró grandes pérdidas.
La medida situará la plantilla en unos 180,000 empleados en el periodo del 2026, frente a los 240,000 de finales del 2022, y también reflejará la escisión prevista de Banamex, la filial de Citi en México.
Jane Fraser, consejera delegada de Citi, presentó una remodelación corporativa con cinco líneas de negocio en lugar de dos.
El banco también ha reducido significativamente su presencia en la banca de consumo mundial, desprendiéndose de activos en China, Vietnam y otros mercados.
“El mes pasado anunciamos cambios importantes que alinean nuestra estructura organizativa con nuestra estrategia y modifican nuestra forma de dirigir el banco”, declaró Fraser.
“Cuando se hayan completado, tendremos una empresa más simple que podrá operar más rápidamente, servir mejor a nuestros clientes y desbloquear valor para nuestros accionistas”, agregó.
En conjunto, Citi registró unas pérdidas de 1,900 millones de dólares en el cuarto trimestre del 2023, frente a ganancias de 2,500 millones en el periodo del 2022. Los ingresos cayeron 3%, hasta 17,400 millones.
Los resultados se vieron lastrados por varias partidas de costos, entre ellas 780 millones de dólares por indemnizaciones y otros gastos relacionados con la reorganización.
Mark Mason, director financiero de Citi, dijo que el cargo del cuarto trimestre corresponde a la supresión de 7,000 puestos de trabajo durante el próximo año.
Otros costos extraordinarios incluyeron una cuota especial de 1,700 millones de dólares para reponer un fondo de emergencia de la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) tras las quiebras de Silicon Valley Bank y Signature Bank.
Citigroup también contabilizó reservas por valor de 1,300 millones de dólares asociadas a riesgos relacionados con Argentina y Rusia, además de un golpe de 880 millones por la devaluación del peso argentino.
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